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Esta es una publicación traducida por IA.

durumis AI News Japan

La realidad de las principales empresas alimentarias que dominan el mercado mundial de alimentos y medidas para afrontar la crisis alimentaria

  • Idioma de escritura: Coreano
  • País de referencia: Japón country-flag

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Existe un grupo de empresas multinacionales conocidas como "mayores del sector alimentario" que ejercen una gran influencia en el suministro mundial de alimentos. Empresas como Cargill, ADM, Louis Dreyfus, Bunge y Nestlé, entre otras, se encargan de la compra, procesamiento, almacenamiento y venta de productos agrícolas como trigo, arroz, maíz y soja, producidos en las principales zonas agrícolas del mundo. Además, invierten en el desarrollo de semillas, la investigación de cultivos genéticamente modificados, y el desarrollo de fertilizantes y pesticidas. En esencia, desempeñan simultáneamente el papel de comerciantes de alimentos, operadores de comercio de alimentos, empresas de biotecnología y procesadores de alimentos.

Estas empresas mayoristas de alimentos, concentradas principalmente en el territorio continental de Estados Unidos, el mayor exportador mundial de cereales, poseen el 68% de las instalaciones de almacenamiento de granos y, a finales de 2022, gestionaban el 30% del total de existencias de cereales de Estados Unidos, lo que demuestra su enorme influencia. Poseen elevadores en todo el mundo, instalaciones portuarias de exportación y buques propios, lo que les permite controlar la distribución mundial de alimentos.

El poder sin precedentes de estas empresas mayoristas de alimentos se debe a que han monopolizado los mercados agrícolas nacionales con el apoyo y la protección de los gobiernos de los principales países productores. Sin embargo, en caso de crisis alimentaria mundial, priorizan sus propios intereses nacionales y restringen las exportaciones, lo que provoca el colapso de la cadena de suministro alimentaria internacional. El fuerte aumento de los precios mundiales de los alimentos y el colapso de la cadena de suministro durante la pandemia de COVID-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania son ejemplos de ello.

Países como Corea del Sur, que dependen de las importaciones de alimentos, se encuentran en una situación vulnerable ante el poder de estas empresas mayoristas, y pueden perder oportunidades de asegurar el suministro de alimentos frente a países con mayor capacidad económica, como China e India. Para superar esta situación, la mejor solución es recuperar la soberanía alimentaria. Todos los países deben lograr al menos la autosuficiencia alimentaria, y el comercio debe ser un medio complementario.

Sin embargo, en la práctica, el libre comercio de productos agrícolas es difícil de lograr. Cuando dos países que producen un determinado producto agrícola comercian entre sí, uno de ellos puede verse obligado a abandonar la producción nacional debido a la competencia de las importaciones, lo que lleva a la desaparición de ese cultivo. Además, en una situación en la que la producción mundial de alimentos es insuficiente, si un país importa productos agrícolas a precios que no permiten a sus propios productores sobrevivir, los países con menos capacidad de compra no podrán adquirirlos y sufrirán hambruna.

Por lo tanto, para que el comercio de productos agrícolas sea realmente beneficioso para todos, primero se debe garantizar una producción de alimentos suficiente para satisfacer las necesidades de todos los países del mundo, y los países importadores deben poder adquirirlos a precios que les permitan mantener su propia agricultura, sin que los países exportadores manipulen los precios. Sin embargo, en la práctica, es casi imposible que se cumplan estas condiciones.

Por ello, la mejor opción para cada país es aumentar al máximo su autosuficiencia alimentaria y utilizar el comercio como un recurso complementario. Para evitar una grave crisis alimentaria mundial, todos los países deben preservar, como mínimo, su soberanía alimentaria.

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