Una negligencia fugaz se convirtió en una tragedia que duró décadas. A principios de la década de 1950, en un pequeño pueblo pesquero de la prefectura de Kumamoto, Japón, comenzó un brote de enfermedad neurológica de causa desconocida que se extendió gradualmente hasta que finalmente se descubrió que era una intoxicación por mercurio, conocida como "enfermedad de Minamata". La causa de la enfermedad de Minamata fueron los compuestos organomercuriales contenidos en las aguas residuales descargadas por una fábrica química cercana.

Inicialmente, la fábrica descargó metilmercurio, un subproducto del proceso, en el mar frente a Minamata. El organomercurio liberado en el mar se acumuló en los mariscos a través de la cadena alimentaria y los residentes de Minamata, que se alimentaban principalmente de mariscos, comenzaron a presentar síntomas de intoxicación. En ese momento, la causa de la enfermedad era desconocida y se le llamó "fenómeno anormal (enfermedad extraña)", pero cada vez más residentes sufrían los síntomas de la intoxicación y morían.

Los síntomas de intoxicación eran diversos. Los más comunes eran la parestesia en las extremidades distales, la disartria, la constricción del campo visual, la inestabilidad postural y la pérdida de audición. En los casos más graves, la muerte se producía en unos pocos meses, y los pacientes expuestos durante el período fetal mostraban síntomas similares a la parálisis cerebral.

Pasaron diez años antes de que se identificara correctamente la causa, y durante ese tiempo, la fábrica intentó encubrir la causa. Las autoridades y el gobierno también ignoraron la contaminación. Esto se debió a que todos estaban enfocados en el crecimiento económico y la operación empresarial. Finalmente, en 1968, se reconoció oficialmente que la enfermedad era una enfermedad neurológica causada por la intoxicación por metilmercurio.

El gobierno y la empresa responsable establecieron medidas de compensación y prevención de recurrencias. Sin embargo, la tragedia continuó extendiéndose, ya que en la misma época se encontraron casos similares de intoxicación en la cuenca del río Agano de la prefectura de Niigata. La demora en la identificación de la causa y el establecimiento de medidas condujo al sufrimiento de innumerables residentes.

El problema de la enfermedad de Minamata sigue en curso. La cuestión de si se reconocen o no nuevos casos, las demandas de indemnización por parte del gobierno y las empresas, etc., continúan hasta el día de hoy. Esto es una tragedia que va más allá de un simple problema de contaminación, ya que surge de la incapacidad del gobierno y las empresas para valorar la vida y la salud humanas. Debemos recordar una vez más el peligro de la indiferencia hacia la vida y del abandono empresarial a través de esta tragedia.